En la carta vemos la imagen de un niño de espaldas, detrás de una reja observando los colores que hay al otro lado de la misma. Él podría abrir la reja, pero no se da cuenta y se queda solo del otro lado.
Esta carta simboliza el sentimiento de ser un niño pequeño y desamparado. Este sentimiento provoca que nos sintamos como extranjeros, marginados, solos y apartados. Esta sensación viene de haber perdido algo externo que nos brindaba seguridad.
Ante esa pérdida se produce una regresión, un volver a un estado infantil en el cuál nos sentimos sin recursos. Y por otro lado también trae la sensación de que esa pérdida se produjo porque no valemos lo suficiente o porque hicimos algo mal. Estos sentimientos tienen raíces profundas, se originan en experiencias muy tempranas de la infancia y el comentario de la carta invita a reconocer la situación, a observar que el dolor viene de situaciones del pasado y a estar alerta y consciente para no recrearlo una y otra vez. La carta invita a madurar, a dejar de esperar que alguien nos proteja y consuele, a pararnos sobre nuestros propios pies y a buscar nuestra propia conexión con la existencia yendo hacia dentro, observando y estando alertas.
La Torre: El rayo
En la carta vemos la imagen de una torre quemándose, siendo alcanzada por varios rayos y se observa también a un hombre y a una mujer cayendo de la misma. Al fondo se ve una figura meditativa que representa la consciencia observando.
Esta carta simboliza el desmoronamiento de estructuras que proporcionaban seguridad. Si bien esta situación produce incomodidad, desorientación y sentimiento de pérdida, por otro lado, si se atraviesa conscientemente, puede ayudar a evolucionar, a percibir la realidad con mayor claridad y a emerger más fuertes y libres.
La figura meditativa representa la actitud adecuada que puede proporcionar el mantenerse centrado y con discernimiento durante el proceso.
El 5 de Oros y
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